domingo, 27 de noviembre de 2011

Efemérides

El agua brota de la alcachofa. El baño se va llenando de vapor. Una vez desnudo, tiento el agua caliente y meto el cuerpo bajo ella. Es una ducha relajante, tonificante, que me sienta fenomenal a primera hora de la tarde.

Leo un libro instructivo, de aprendizaje, y noto cómo voy mejorando cuando lo llevo a la práctica. Me satisface y llena de ilusión.

Comparto un rato con mi hermano, en la noche tranquila de un sábado. No solemos vernos mucho, de modo que disfruto de su compañía mientras avanza el partido de fútbol.

El fin de semana se va acabando. Uno quiere que cambien muchas cosas y ninguna. Quizá que cambie alguna y no todas.

Efemérides.

lunes, 21 de noviembre de 2011

Arte

Llego a casa, se ha hecho oscuro, se hace oscuro cada vez más temprano, y caen las primeras gotas de lo que promete ser una lluvia de paraguas y paso rápido. Antes de sentarme a escribir estas palabras, me pregunto sobre qué hablar. Me aparece claro: cine.

En un fin de semana en el que estrenaban un taquillazo seguramente soporífero, tan solo se atrevía a competir una película que busca un espectador totalmente distinto, inquieto, algo más culto. Esas películas eran la enésima secuela de la saga Crepúsculo y, no recuerdo su nombre, la última película de Roman Polanski, con Kate Winslet, Jodie Foster y otro par de actores que juegan a su altura. Parece que escribió el guión nuestro director a cuatro manos junto a Yasmina Reza durante su reclusión ante la posible extradición a EEUU. Con cuatro cosas logran una película que pone a nuestra sociedad en evidencia a la vez que te envía el derecho a la risotada de vez en cuando. Todo para ver que, de la nimiedad, podemos llegar al disparate. Además, se atrevió Polanski a no ceder a una duración convencional del film, sino que dura lo que él creyó que debía durar la historia. Y es que son grandes guionistas, un gran director y grandes actores. De ahí sale el arte.

domingo, 13 de noviembre de 2011

La reina de la fiesta

Era la una y cuarto de la madrugada, de ésta madrugada. No, no estaba en la cama. En pleno sábado,de noche con luces de neón y ambiente hip hop (para mí muy novedoso), mi mirada se posó sobre la pista de baile. Curioseaba: cómo bailan, qué edades tienen, qué aspecto tienen, observar si hay alguna mujer atractiva o elegante, cuando menos interesante. Siempre desde la distancia. Mis ojos se posaron en un bonito vestido de colores culminado en una minifalda muy atrevida. Bailaba deshinibida, completamente atrevida, y no podía evitar revolucionarme. Cuando se dio la vuelta, descubrí en ella a una chiquilla. Sin embargo, a medida que avanzaba la noche, trataba de seducirla uno y luego otro. Cuando, finalmente, creyendo que ya se había ido, me levanté de mi mesa para comprar una botellita de agua que tomara el relevo al whisky apurado, descubrí que seguía allí, rodeada de un enjambre de treintañeros, cual Marilyn de pub. Era la voluptuosidad, el baile atrevido, el vestido ceñido, la llamada del sexo, que movía las hormonas de todo un club que se tendría que quitar de encima para elegir a uno, o quizá simplemente irse a casa con el sentimiento de haber sido adorada, de haber sido la reina de la fiesta.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Feliz

Llueve, lleva todo el día, todo el fin de semana lloviendo a mares. Pero estoy feliz. Anoche salí a la aventura, lo peor que me podía pasar era empaparme. No sucedió. Fue una noche con aires retro y confesiones. Una noche feliz. Feliz me hace, por fin, también que otros proyectos comiencen a tomar forma. Que empiece a ver el agujero por el que siempre caía, sin llegar a entender nunca por qué no llegaba al otro lado. Es una nueva etapa de un camino soñado, que no realizado: estoy en caminando, esquivando los socavones en ese sueño, sin haber llegado a sus poco accesibles profundidades. Pero veo un terreno más claro. Siento que no soy tonto, o inepto para esa fantasía: faltaba norte, luz sobre, esperemos, un mármol que iremos puliendo, un sueño poco visible en sus encrucijadas y enigmas.

Al final han quitado de cartel en muchos cines la peli de Sofía Coppola y tengo pocas esperanzas de verla en cine. Irrumpe Lars Von Trier con su Melancolía: quizá.

Pero estoy feliz. Dicen que es un sentimiento muy pasajero, no como la alegría que permanece en el ánimo durante más tiempo.